Después de la decepción de la última jornada de pesca, he vuelto al mar a por pescado. Esta última vez sólo he tenido media horita de pesca, pero ha bastado para traer dos espetones a casa. Se tarda más en preparar los arreos de pesca y llevar el kayak al mar que pescando, pero bueno, merece la pena.
Si os fijáis bien, hay uno más grande y fornido que me ha peleado bastante a la hora de pescarlo. Suerte que ya estoy acostumbrado a este tipo de peleas con mi mujer y he podido reducir al espetón en tan sólo dos asaltos.
Pescar mola, y cenar pescado fresco también. Yo me encargo de traer el pescado y mi suegro cocinero de prepararlo. Mi mujer Anita no hace nada pero cuando vengo con mis capturas me da un besito y se me pasa. Así de simples y bobos somos los pollos en kayak. Un abrazo de los amigos del mar, TRALARÍ TRALARÁ