martes, 7 de junio de 2016

Los Pollos empiezan con las suyas

Los Pollos en Kayak ya están con ganas de verano. Tienen ganas de kayak, de pescar, de bucear, de bañarse, de disfrutar de un buen picnic kayakero, y de otras muchas cosas por el estilo que sólo se pueden disfrutar con un buen kayak y buena compañía.

El pasado lunes mientras nuestras respectivas mujeres se fueron a sus quehaceres en Palma, una pequeña comitiva de los Pollos en Kayak se dispuso a pasar un día a lo grande navegando por aguas mallorquinas a bordo del kayak de pesca Norguete.

El día era idóneo para navegar. El mar no podía estar más liso y el sol brillaba con fuerza para iluminar el precioso fondo marino. Con los aparatos de pesca y un pequeño picnic, salimos de la bahía del Puerto de Sóller en dirección Deià. El camino fue muy agradable y, como el mar lo permitía, navegamos muy pegaditos a los acantilados que se alzaban a babor.



Así se nos presentaba el mar solleric


Por el camino, fuimos metiéndonos en todos los recovecos que el llevar un kayak nos permitía. Exploramos muchas grutas y cuevas muy guapas, muchas de ellas utilizadas como morada o escondite para contrabandistas. Algunas de ellas tienen hasta escalera tallada en la piedra para facilitar el acceso.



El teniente señalando una de las numerosas cuevas


En breve llegamos a la zona del Béns d'Avall, donde pudimos ver algunos bañistas disfrutando de las aguas y del buen tiempo de esta época del año. Aprovechamos para inspeccionar un poco la zona, echar un par de fotos y un par de tragos. 

Una vez llegados a la zona de Llucalcari, bajamos del kayak y descansamos en la fresca sombra que nuestra terraza privada nos proporcionaba. Estuve enseñando al teniente las características de nuestra terraza, la terraza de los Pollos, la cual será nuestra base de operaciones durante la época estival.



La tripulación descansando en su base de operaciones


Después de nuestro merecido descanso, desplegamos el arsenal de pesca y nos pusimos a hacer lo que mejor se nos da; pescar. Después de unas cuantas capturas, las suficientes para una buena torrada por la noche, decidimos detener la extracción. Hay que darle vidilla a los demás pescadores.

Volvimos a enfilar el kayak hacia nuestra terracita para recoger los trastos, ataviar bien el kayak y partir de vuelta a casa. La vuelta fue igual de suave que la ida, excepto por el sol, que ya lo notábamos bastante fuerte. El mar igual de liso o incluso más, nos permitía avanzar a un buen ritmo. Únicamente paramos en un par de cuevas para resguardarnos del sol.



Disfrutando de la fresca sombra de una cueva


El teniente y yo llegamos un tanto achicharrados por el sol durante nuestra travesía. Pero con el kayak a cuestas, y un cubito lleno de serviolas y melvas, la jornada fue extremadamente satisfactoria. Y viva er Beti manque pierda!